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Censos de Población y Viviendas de 2001
La aldea de las personalidades / Lista de colaboraciones
Sr. D. Joaquín Leguina
Escritor y Diputado del Congreso
Instituto Universitario José Ortega y Gasset
Guarnizo (Cantabria)
Breve reseña estadística
En el Diccionario Geográfico
y Estadístico de Pascual Madoz (1845) se dice que Guarnizo
es un lugar situado en una loma dominando la bahía de
Santander; su clima aunque húmedo es bastante sano.
Tiene unas 39 casas; iglesia parroquial (Ntra. Sra.
De Muilera), servida por un cura enclaustrado del monasterio
de Corban, cuyo provincial nombraba antes de la estincion
2 monjes que hacían de párrocos; una capilla de propiedad
particular; cementerio en parage ventilado , y varias
fuentes de buenas aguas. El terreno participa de monte
y llano, es de buena calidad y le fertilizan las aguas
de varios arroyuelos que serpentean por el término.
Los caminos son locales; recibe la correspondencia de
Santander. Producción: maiz, aluvias, patatas, vino,
chacolí, frutas y pastos; cria ganado y alguna pesca.
Industria: elaboración de sidra en la quinta llamada
de los Sres. Altura y hermanos, que se estrae para Santander.
Población: 39 vecinos, 183 almas.
Cuando nace Joaquín Leguina,
en los años 40, El Astillero, municipio donde se integra
el lugar de Guarnizo, cuenta con 5.345 habitantes, o
almas en terminología decimonónica. En el último censo
de 1991, El Astillero tenía 12.327 habitantes, de los
que correspondían a Guarnizo 2.486 personas.
Guarnizo. Por Joaquín Leguina
Yo nací el "año del hambre", pero en una panadería, un lugar cálido y alimenticio. La tahona de Villanueva de Villaescusa (Cantabria) era propiedad de mi abuela que, siendo viuda, a base de pan sacó adelante a sus hijos (tuvo catorce). Los sacó adelante, pero no pudo evitar que la mortalidad de la época (finales del XIX y principios del XX), incluida la gripe del año 17, se llevara a la mayoría de ellos. Cuando yo nací tan sólo vivían cinco y mi madre moriría seis años después de una septicemia puerperal… y ya existía la penicilina, aunque hubiera que comprarla de contrabando. Por eso viví los años siguientes con mis abuelos paternos en Guarnizo, donde aprendí todo lo que sé de vacas, gallinas, perros, árboles, pájaros y nidos.
Guarnizo, al fondo de la bahía de Santander, tuvo, al menos desde el siglo XV, un astillero donde se construyó con buenos robles montañeses una parte de la Invencible. Barcos que aún deben de estar deshaciéndose bajo la mar, cerca de las costas inglesas. Más tarde, cuando el siglo XIX comenzaba, el Real Astillero de Guarnizo aportó a otra derrota, la de Trafalgar, el buque insignia a las órdenes de Cosme Damián Churruca y Elorza, que murió combatiendo sobre la cubierta del San Juan Nepomuceno, que así se llamaba la gran nave. Reproducido a escala, puede verse aquella maravilla en el Museo de la Marina de Madrid.
El Astillero que, no sin dificultades, aún sobrevive, acabó por dar nombre al municipio en el cual Guarnizo fue rebajado, injustamente, a la condición poco gloriosa de "entidad de población". La gloria marinera de Guarnizo, sin embargo, dio paso durante el siglo XX a otra más cotidiana y televisiva, la gloria del fútbol, pues allí, en Guarnizo, nació y aprendió a correr y a jugar el mejor extremo izquierdo que haya tenido el fútbol español: Francisco Gento López. |