Los anuarios de esta etapa estarán marcados por su continuidad, la serie solo se vio interrumpida de 1936 a 1942 como consecuencia de la Guerra Civil.
Las alteraciones y efectos de los distintos regímenes políticos de este periodo histórico, se verán reflejados en las modificaciones surgidas en los anuarios mencionados.
De finales del XIX al primer tercio del siglo XX, la obra social en España se concretó en la Beneficencia pública. Servicio destinado a la realización de prestaciones gratuitas y de subsistencia, a favor de las personas más necesitadas, sufragada y dirigida por bienes públicos y privados. Desde 1912 los Anuarios recogerán diversos datos de este ámbito.
La legislación se desarrolló en tres grandes campos: Regulación de las condiciones de trabajo, prevención social y las nuevas instituciones destinadas a gestionar los nuevos derechos sociales.
La intervención estatal se centró, especialmente, en mejorar los servicios sanitarios: hospitales, vacunaciones, ayuda a la maternidad, protección a la infancia, enseñanza y difusión de las prácticas higiénicas, con el fin de mitigar y dar respuesta al gran problema social de la mortalidad, en especial, la infantil; según datos de Anuario de 1916, en 1911 de cada 100 fallecidos el 40,6 correspondía a menores de 5 años.
El sector agrícola fue el soporte principal de la economía española hasta la década de 1960. La Reforma Agraria fue uno de los objetivos, no conseguidos, de la Dictadura de Primo de Rivera y de la República. Los Anuarios entre 1926
y 1936 confirman el predominio del cultivo cerealístico, de bajos rendimientos —de 4 millones de toneladas de trigo en 1926 a 4,2 en 1935—, seguido del de viñedos, olivares y naranjos.
Paralelamente, desde 1926 se impulsaron mejoras técnicas en la incipiente mecanización del campo y en los sistemas de regadío, que culminaron en 1933 en el Plan de Obras Hidráulicas, que a causa de la lentitud de la acción
pública quedo focalizado en el Valle del Ebro.
Terminada la Guerra Civil, el aislamiento con el exterior agudizó aún más el problema económico y España hubo de vivir bajo una fuerte restricción del consumo e insistir en la política de autarquía económica como único remedio.
Una Orden de 14 de mayo de 1939 estableció en España el Régimen de Racionamiento, que perduró hasta 1952, información que puede ser consultada en los Anuarios relativos a estos años. Con el objetivo de paliar las necesidades básicas alimenticias de la población, mediante la distribución de artículos de primera necesidad: aceite, leche, legumbres, jabón, etc. utilizando cartillas de racionamiento, que hasta 1943 eran colectivas y en este año pasaron a ser individuales. El racionamiento no cubrió las necesidades y finalizada la Guerra Civil se vivieron años de hambre y miseria.