Los años de los primeros Anuarios marcan el tránsito de un sistema de pesos y
medidas heterogéneo a uno uniforme para todo el territorio nacional. El Sistema
Métrico Decimal (SMD) vigente hoy fue aprobado en 1849,
pero su adopción
plena tardaría unas décadas.
Hasta que las fanegas, arrobas, libras y varas definitivamente sustituidas por áreas, litros, kilogramos, metros y sus múltiplos y submúltiplos, en los tres
primeros Anuarios se perciben ciertos titubeos en el empleo de un sistema y
otro, conviviendo antiguas unidades con las del SMD: las distancias se
expresan a la vez en leguas y kilómetros; las superficies agrarias, en fanegas y
hectáreas, y mientras que las telas se miden en varas, las distancias terrestres
se consignan en kilómetros.
Para unificar el heterogéneo sistema monetario español del siglo XIX se llevaron
a cabo diversas reformas que culminaron con la implantación de la peseta en
1868 (Anuarios desde 1888 hasta el de 2000). Esta moneda había desterrado
como unidad de cuenta al escudo de plata establecido en 1864 (Anuarios
1862-1865 y 1866-1867), que a su vez sustituía al real de vellón (Anuarios
1858, 1859-1860 y 1860-1861).
La peseta terminó sus días cuando fue reemplazada por el euro, en 2002 símbolo de una economía más globalizada que nunca (Anuario 2001 hasta el
último publicado).
¿Caben en las estadísticas consideraciones de carácter moral como, por
ejemplo, diferenciar a los hijos según sean legítimos o ilegítimos? Evidentemente, hoy no, pero sí circunscritas a la mentalidad y moralidad
observadas hasta bien entrado el siglo XX.
Hasta el Anuario de 1951, en las estadísticas demográficas se utiliza la
expresión hembras para referirse a las mujeres. Su uso responde a la
mentalidad tradicional en la que el papel fisiológico de la mujer prepondera
sobre su condición como persona.
Bula de lacticinios: Bula que permitía a los eclesiásticos el uso de
lacticinios (alimentos hechos de leche) en las ocasiones en que les estaba
vedado. Lo encontramos en los Anuarios decimonónicos en las
estadísticas eclesiásticas.
Cotarro: Establecimiento destinado para albergar a vagabundos y pobres
sin hogar. En los Anuarios antiguos, aparece en las Estadísticas de
Beneficencia, las equivalentes hoy a las de Protección social.
Portazgo, pontazgo, barcaje: Estas instituciones medievales que
gravaban, en tierras reales o de señorío, el tránsito por caminos, el paso
de un puente o el acceso de una a otra parte del río en una barca, aún
perviven en los años en que se editan los primeros Anuarios, y son objeto
de tratamiento estadístico por las rentas que generan al Estado.
¿Podemos considerar a los peajes de las autopistas herederos de estas
instituciones?
Alfolí: Almacén de la sal. El Estado tenía la reserva exclusiva de su venta,
así como la de los sellos o el tabaco. La aportación económica al Estado
era lo que se denominaban rentas estancadas. Ha quedado rastro de este
monopolio en los establecimientos llamados “estancos”, aunque hayan
perdido en parte su función originaria.
Quinto: Mozo que sorteaba para incorporarse al servicio militar obligatorio.
En los Anuarios del XIX incluso se reseñaban sus tallas medias. ¿El último
quinto? En 2001, cuando se decretó el fin de este servicio.
Internet, web, firma digital, comercio electrónico: La irrupción de las
nuevas tecnologías ha provocado la implantación de términos que, a pesar
de su reciente formación, se han asentado plenamente en el lenguaje
cotidiano. Desde hace algunas décadas los Anuarios los han incorporado
en las estadísticas de Ciencia y Tecnología.
Turismo: El vocablo, proveniente del inglés tourism, se introdujo en el
Diccionario de la RAE en 1925, y como producto estadístico, en el Anuario
de 1954, para dar cabida a un fenómeno cultural y económico que a la
postre representará el sector que más riqueza aporta a la economía
española.