Introducción

Uno de los componentes fundamentales del Pacto Verde Europeo es la preservación y restablecimiento de los ecosistemas y la biodiversidad. No se trata solo de proteger las especies y los hábitats, sino también de reducir las presiones sobre la biodiversidad y restaurar los ecosistemas degradados.

Este indicador mide la superficie de bosque (según definición FAO-FRA) en proporción a la superficie total nacional.

El indicador muestra la acidez media anual del agua de mar en la superficie expresada como valor de pH. La disminución del pH observada a escala global corresponde a un aumento de la acidez del agua del océano y viceversa. La acidificación de los mares resulta muy peligrosa para la vida marina y esto impacta en la biodiversidad y a la cadena alimenticia.

Total: es una medida del riesgo de extinción de las especies silvestres. Se calcula a partir de los datos de la Lista Roja de la UICN, que es una evaluación del estado de conservación de las especies a nivel mundial. Se puede desagregar en Anfibios, Aves, Invertebrados, Mamíferos, Peces, Flora no vascular, Flora vascular y Reptiles.

Este indicador se mide como la proporción de tierras que se encuentran en un estado de degradación en relación con la superficie total de tierra.

Un ecosistema marino vulnerable es un ecosistema marino que es especialmente susceptible a los impactos humanos y naturales (arrecifes de coral, manglares, suelos marinos, fosas abisales).

Zona de mar u océano que está designada para la conservación de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos.

A través de este indicador se observa, por tipo de ecosistema (agrícola, bosques, pastizales, asentamientos urbanos, humedales y otras tierras), la tendencia en el porcentaje de tierras de cultivo incluidas en los espacios protegidos que se recogen en el Inventario Español del Patrimonio Natural y la Biodiversidad.

Mide la proporción de la superficie agrícola (cultivos y prados y pastizales) destinada a la producción ecológica.